marzo 31, 2006

“Tradición, aura, autoridad y autenticidad en el audio digital” Post. IV


Audio Digital – Arte, medios e implicancias culturales.

Hasta ahora, podemos decir que todos estos conceptos de técnicas de producción musical, eran soportados por medios que trabajan con una tecnología “analógica[1]”, es por ello que desde el estudio de grabación a la síntesis electrónica todavía podemos incluir estos medios en el orden tradicional de “instrumentos” por estar a la par con ellos en matera de producción de la onda sonora y encontrarse en iguales circunstancias frente a la técnica de reproducción. Su nivel técnico no ha pasado del físico al virtual todavía. Este importante paso está ligado a la tecnología computacional.

Iannis Xenakis, es el compositor que más trabajó desde los años 50, en las posibilidades que ofrecía la computación para la producción musical. Interesado desde siempre por ver la música desde su ámbito matemático y físico, fue el primero en trabajar con los medios autómatas en el desarrollo de una música estocástica[2]. Pero la computación tenía dos grandes limitaciones, primero, ofrecía muchas ventajas en la manipulación de la onda sonora, pero solo a un nivel análogo; segundo, sus dispositivos de almacenamiento de la información, no eran compatibles entre equipos de distintos fabricantes e incluso entre diferentes modelos.

La era digital de la informática, representa el paso de la computación a un standard en sus dispositivos de almacenamiento de datos y los dispositivos de creación de la señal que registra electrónicamente esa información. Otro aporte, ya en la aplicación netamente musical, el año 1983 es el año de la creación de la “Interfaz Digital de Instrumentos Musicales” (MIDI), apareciendo como un sistema que permite mediante un programa computacional, el intercambio, modificación y producción de información entre distintos sintetizadores[3], mediante la abstracción de la señal sonora en un código virtual de notación y emisión.

Si el medio más cercano a lo virtual en la tecnología de mediados del siglo pasado era el estudio de grabación, que se servía de soportes físicos para la manipulación de la onda sonora, la computación, desde su standard a su eventual perfeccionamiento, se sirve sólo de la electricidad, cuya presencia funciona como medio energético y no físico. Es el comienzo de la virtualidad de los medios de producción, y reproducción en la música. El predominio de la interfaz.

Las implicancias culturales para este fenómeno tienen directa relación con la masificación de la computación en cuanto adquisición, acceso y conocimiento de su tecnología por parte de la sociedad. Pero analicemos esta circunstancia en toda su trayectoria.

Habíamos mencionado que la grabación en su forma objetual de disco, otorgaba a la música la materialidad necesaria para encontrar un aura fuera del sitio original de su hechura. La música, mediante la reproductibilidad técnica, se desliga de los lugares que culturalmente se establecían para ella, liberando así su servicio ritual al mismo tiempo que adquiere un valor económico. Pero en este caso, la repetición construye una singularidad. Con la ayuda de la percepción del público masivo se recrea una distancia entre el artista y su obra que no estaba lo bastante asimilada en el arte musical, al ser catalogado tradicionalmente como un arte interpretativo. Además todos los descubrimientos técnicos para la producción musical que habían tenido lugar en el marco de la música docta, tienen su aparición en el marco de la música popular y por ende en la cultura popular.

En la cultura popular[4], los medios tecnológicos de producción musical, modifican la obra del músico-cantante, sedimentando la simpleza de su expresión con muchos artificios que van de la mano con las condiciones de la recepción masiva. En cuanto a su interpretación, esta adopta códigos de las artes escénicas, transformándose en una presentación espectacularizada, donde la figura del cantautor está teñida de un aura inauténtica, que esconde el rango de autoría del mismo sobre su obra. La llamada “producción musical” en el ámbito de la música popular contempla la participación de otras figuras accesorias al cantautor. De ellas las más importantes son, el ingeniero en sonido y el productor musical, los cuales se reconocen por su desempeño en la grabación y en el arreglo de las obras[5].
Si un paralelo es válido, es el del cantautor y la estrella de cine; ambos, son sustentados por un mecanismo, y ante la recepción masiva se desdoblan en figuras del ámbito sociocultural y son reconocidas como personalidades del arte.

Tenemos como primera implicancia de la intervención de los medios en el proceso productivo de la obra musical, una división de este arte en dos variantes, una culta, cuyas obras mantienen su aura en términos de autenticidad y autoría, y una popular, donde la producción se supedita a factores económicos, ubicándose los artísticos en un territorio sin fundamento aurático verdadero.

El desarrollo de los medios favorece la fuerte presencia de estos factores económicos en la producción artística popular, ayudándose además con los medios de difusión de información para posicionar las obras en el mercado. La disponibilidad por parte de la población que representa la demanda de estas obras, de los medios tecnológicos predispuestos para la emisión de las obras, muestra un mercado parasitario enfocado en la producción de aparatos (desde el gramófono al mini disc). Tenemos entonces que el impacto de la tecnología en la cultura ha creado una industria, en cuyo dominio, la obra de arte se vuelve accesoria, y sus distintas disciplinas pasan a constituir sub-mercados en la industria mayor e indistinta de la recepción masiva, cuya conducta erótica ha institucionalizado como fin el entretenimiento y no el recogimiento.

La particularidad de los medios tecnológicos de la era digital esta dada por la ultra-masificación, consecuencia del grado de estandarización de los dispositivos de almacenamiento, el costo de producción de la tecnología, y la versatilidad de los aparatos. La mayor efeméride del desarrollo tecnológico en el campo del audio la constituye el disco compacto.[6]. En un inicio únicamente para el registro de “datos musicales”, su posibilidad de uso se amplía cuando pasan a constituir un dispositivo de almacenamiento informático (computacional). La salvedad era que los discos de música no podían “tocarse” con el computador, ni menos, que ocurriera el almacenaje de sus “datos” (la obra musical); salvedad que no alcanzaría a durar un par de años. El desarrollo de interfases “multimedia” permitió incorporar un buen desempeño del computador en cuanto a emisión de audio y video. La obra musical vuelve a su estado inicial de inmaterialidad, solo que esta inmaterialidad contará desde el desarrollo de la tecnología adecuada[7] con posibilidades de reproducción infinita.
Notas

[1] Representación de la información mediante una señal que varía de tamaño o intensidad constantemente. (Lo contrario a digital). (Idem)

[2] En este caso una gigantesca máquina llamada 'Illiac' tendrá la culpa de privar a la humanidad de toda labor compositiva, esta se limitará a la programación previa del programa que organizará los diferentes eventos a base de operaciones aleatorias.

[3] Los sintetizadores, representan la aplicación de la síntesis electrónica del sonido “descubierta” en el estudio de grabación a un instrumento electrónico que toma como modelo el mecanismo del piano. Es visualmente un teclado con una serie de perillas y dispositivos de entrada y salida para la señal. El más destacado por su maniobrabilidad, diseño, presencia y difusión en la música electrónica “popular” es el “Moog”, 1970.

[4] Como “mainstream”

[5] En este aspecto se distingue el compositor del cantautor por el dominio técnico sobre su propia producción.

[6] “Los discos compactos (Audio Compact Discs (CD-DA)) fueron introducidos en el mercado de audio por primera vez en 1980 de la mano de Philips y Sony como alternativa a los discos de vinilo y de lo cassettes (ambos representantes de la tecnología análoga)” En, “Historia del CD” http://www.duplimaster.com/historia.php

[7] Al modo de los cassettes “virgen”, la industria del desarrollo tecnológico, toma la iniciativa de continuar su intención de situar el ámbito de la reproducción a un nivel cotidiano, y “casero”. Esto nos indica que por la calidad del desarrollo tecnológico, el mercado de las “obras musicales”, exigirá periódicamente un desembolso por la modificación del standard del dispositivo de almacenamiento y por la compatibilidad de los aparatos con el mayor número de dispositivos standards posibles, ya establecida la reproducción infinita como un hecho.