diciembre 09, 2009

Cuatro poemas de Walt Whitman




5

Poetas, filósofos, sacerdotes,
Martires, artistas, inventores muertos, gobiernos remotos,
Creadores de idiomas en otras costas,
Naciones en otro tiempo poderosas, hoy venidas a menos, desaparecidas
   o abandonadas,
No me atrevo a proseguir hasta que no haya reconocido el mérito de lo
   que habéis lanzado hacia acá,
Lo he examinado, confieso que es admirable (ando un rato en medio de ello),
Creo que nada podrá ser más grande, nada podrá merecer más de lo
   que esto merece,
Lo observo atentamente algún tiempo; luego, desechándolo,
Me yergo aquí en mi puesto con mi propio día.

Aquí la tierra femenina y la tierra masculina,
Aquí el patrimonio masculino y el patrimonio femenino del mundo, aquí
   la llama de los elementos,
Aquí la espiritualidad traductora, lo abiertamente reconocido,
Lo siempre solícito, el final de las formas visibles,
Lo que satisface y avanza después de la larga espera inevitable:
Sí, ya viene mi amante, el alma.


8

¿Qué haces, joven?
¿Estás tan entusiasta, tan entregado a la literatura, ciencia, arte, amores?
¿A estas realidades ostensibles, a la política?
¿A tu ambición o negocio, cualquiera que éste sea?
Está bien -contra los tales no digo ni una palabra, soy también su poeta.
Pero he aquí que ellos se hunden rápidamente, consumidos por la religión,
Porque no toda materia es combustible para caldear, con llama
   impalpable, la vida esencial de la tierra,
Así como los tales no lo son para la religión.


9

¿Qué buscas, tan pensativo y silencioso?
¿Qué necesitas, camarada?
Hijo mío, ¿crees que es el amor?

Escucha, hijo mío -escucha, América, hija o hijo,
Es cosas dolorosa amar a un hombre o a una mujer con exceso y, no
   obstante, eso satisface, eso es magnífico,
Pero hay algo más que es muy grande, que hace que coincida el todo,
Magnífico, más allá de la materia, con manos ágiles pasa y cuida de
   todos.


13

¿Quería alguno ver el alma?
Ve tu forma y tu rostro, las personas, sustancias, animales, árboles, los
   ríos que corren, las rocas y las arenas.

Todos encierran en sí alegrías espirituales de las que luego se deshacen;

¿Cómo es posible que el cuerpo verdadero muera y sea enterrado?

Tu cuerpo verdadero y el cuerpo verdadero de cualquier hombre o de
   cualquier mujer,
Se evadirá, parte por parte, de las manos de los limpiadores de cadáveres
   y escapará hacia su esfera propia,
Llevándose lo que se ha acumulado en él desde el momento del
   nacimiento hasta el momento de la muerte.
Los tipos parados por el tipógrafo no devuelven su impresión, el
   significado, lo más importante,
Así como la sustancia y la vida de un hombre, o la sustancia o la vida
   de una mujer, no son devueltas en el cuerpo y en el alma,
Indiferentes antes de la muerte y después de la muerte.

He aquí que el cuerpo es el significado y lo más importante y los
   encierra en sí, y es el alma y la encierra en sí;
Quienquiera que seas, ¡qué soberbio y divino es tu cuerpo, o cualquier
   parte suya!



De 'Al partir de Paumanok.' Traducción de Francisco Alexander.

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