junio 06, 2006

Poemas de Simón Villalobos Parada


VOCA



Por haber mi amor imaginado mis deseos

Paul Valèry

caminan como se camina de a montones

los pies resbalan

el líquido la calle

el cigarro me cose la boca

el perfil del auto en medio de la lucha

piloto y copiloto

Amar a tragaluz pero hacia fuera

triza los vidrios no

quiebra, estalla

los tarros de basura

así mi cabeza

espalda el cerro

y todas las luces pegadas

siguen, ladran

o abrigan

o cercenan

o tuercen

en mi voca hay un sonido y al guerrir

tiene que haber dos

o su cuerda trizna



*


CANCIÓN DE LA TORRE MÁS ALTA

Reciente en los cimientos que no habrá verdad, el templo rociado de ceniza y un tanto oscuro en su verbo; lo vi desde la superficie de su manto, la altura de la cumbre es la misma altura que roe la fosa.

Encima: será una cruz si va a caer o matar mis pies de larvas. Será una ceja de luna a punto de girar o enterrarse para ver que brote su redondela. Será un cristal quebrado, un trozo porque arda: la forma de la uña índice contra el vértice, la forma seguida del codo, la cabeza que presiona y se entra anegada, el brazo muerto que le sigue, las piernas.



*


Necesita tomar el norte, necesita limpiarse la vista porque el agua viene de todos partes y tiene habitaciones en el cuerpo; de los muebles al interior brota el agua y había que tomar la voz calle que los perros andaban húmedos y tristes, dispuestos a seguir lo primero que pase.

Desde esta orilla el agua describe la circunferencia desciende; si queda sólo un surco en descenso la virgen llamea eléctrica - parece que no tiene rostro la mujer que es la virgen; tiene un manto que suda y anega, tiene las cárcavas la grasa que abriga a los perros en el peor mes de lejía. Yo puedo seguir lo primero que pase no importa el caudal desagüe las cañerías la voz calle. Necesita quedar descalzo para ver / lo que blanquea la carne el agua de sal rodea la luz de un manto, desciende al norte



*


VOZ CALLE FRANCISCO SILVA

Encima está brillando; la he visto levantarse / el declive.

La noche de escarpa un poco azul y grisáceo / porque está lleno de casas y algunas sueltan la hierba que las sostiene.

Hay un horizonte más atrás -remontando encima la tarde-, te vi caminar de la mano de un hijo, cuando aún no abría las grietas su pobreza:

esta ciudad va a desaparecer, esta voca desierta su triángulo de mundo va a desparecer / el paladar de su rostro más atrás la lengua el cerro

II

Encima está brillando; la he visto levantarse como una aguja sacudir los autos / su espalda resbala agua y piedras que suenan de noche – siempre nos preguntamos de dónde y para qué –

la unión de dos vértebras bajo la carcasa, los hilos nervados suspenden la tarde al cinto, una mano cuelga frente al rostro y sus dedos casi tocan el suelo

III

La niebla ha escondido las cosas más allá de la ventana y queda el lugar tibio donde vendrá la luz a borronearlo todo; un trozo de concreto bajo la niebla tendrá que levantar su columna si es azul o volver a golpes

*



Dejaste una sombra en el descanso de la escalera / vibrante

te oí pasar, gemían los anillos el agua de las llaves

a oscuras

recortaba los cerros la ventana del baño

primera estación, saldremos

la pared aún suda el requiebre subiendo

y aquí todos los trozos –supuse-

como el puño en una palma marcada

prendió las astillas

algo voló

Estoy haciendo mi calor

en un sitio vacío

Se esparce la silueta del cerro

escarpan las manos un cuerpo, entiende:

había un cuerpo

una línea circulatoria baja por mi muñeca.



*



ACORDE

al tiempo que huyeron los ángulos

I

La suma de las piedras del patio, sus lados recién heridos despiertos y sesgan por el temporal. Adentro o cuando en toda mi sien se recuesten sus puntas y sea tarde con sol; levante el vaho de una sombra ladeando las casas del cerro, el almizcle óxido de maderas que sostienen los techos, escuche una sustancia azul -como que su nombre vuela de mi voca- entre los muros un cordón hilando, a mi boca la cercena.

II

Viniera a nacer a esta orilla, cruzando la luminaria, los comedores, las vidrieras quietas, llegara, como en un cuadro de colores fríos, la calidez rodeada de sombras renacentistas, la expectación: hasta este vértice un animal de polvo con sus crestas, tras de una puerta entornada o calle abajo con mis uñas donde durmió hace un par horas desentendido y sin querer, un rostro llameante en los portales, caminaba de lado y salió corriendo un codo contra la costilla, un codo civil quijaba la boca más alta de animal. Viniera antes por lo visto: apagándose, cambiando de postura, amoldándose, llegara a entender el pasillo entre dos gordos felices que le cierran el paso y veía un poco las manos con una poza sucia adentro: es de una madera de astillas rojas celofán y colgado de paredes.

III

Que responde a la presión o su telar recive los restos. A los autos los siento doblar la esquina en que no estoy; la figura simplificada al triángulo, los brotes sesgados por donde pasa el animal, de ida y vuelta recorre un cilindro y a corazonado el instante de consumirse, más quieta y oblicua y resumada: tiene un dígito con la impresión de lo firmante y extendido que mi cuello abre un plazo, la quijada arrastra al cinto


*



Nos marcamos la figura un órgano genital, el tímpano que venías encima, el rasgue tibio por un momento y frío en la pausa / alambré la lengua. Esta humedad va a parir del techo un olor, lo vi en la mañana rota, el golpe de una puerta más atrás / la estación de muebles en montones.

Trasunta, te quedaste adentro como ceden las maderas bajo el agua que se empoza; los desfiladeros, las quiebras capitales de luz van cayendo; las manos duermen las cosas que sobrevuelan y era suave afuera el descalabro.

El tímpano se contrae como cuando entras las piernas



*


COMO EL DESTELLO ANTES DE MI CUERPO

Yo pude cruzar los huesos del ave de escarpa, venía tenso, la cara dura y llovían pequeños granos sucios suspendidos por los autos / la gente que volvía aprisa. Aviesa a bajar más tenue la quebrazón de esta luz recién nos cortara en una esquina. Pude cruzar las charcas de metal encordado sin dejar mi pie entre las rejas, las venas sueltas los bordes





*



Agarrándonos a la tabla de salvación de la poesía, que es una gran máquina negra,
somos los santos carajos y desocupados de aquella irreligiosidad horrenda que da vergüenza porque desapareció cuando desapareció el último “dios” de la tierra,
y la nacionalidad de la personalidad ilustre, se pudre de eminente y de formidable como oro judío;

Pablo de Rokha

La voca será el hogar de los hombres santos, iguálalo en tu color no en la tarima del mercado, no en la feria de los preceptores para los notables de la hora. La voca será quebrada pero será la reina de su terciopelo, de su arrastre con la caballería de los garzones tomándole el pico, con sus cabezas indiferentes amarillean el horizonte. No, yo estoy tras la vida contra la ciudad del lago, tú sabes que vinieron a fundar la ciudad y les di con la puerta porque hay un muro y es mi horizonte cambiando de postura y pobreza. Tú sabes como miente, ciudad, que será la única y una tregua larga de abundancia. No a nacer sino en la calzada oscura de lo liviano que hurta a la guerra un papel gastado con que cubrirse el calor. La voca será el reino, la alabanza, la disolución de los cuerpos pequeños fluidos materiales navegarán el mismo surco en un mismo golpe largo, Ave ciudad.


*



La mandrágora el hijo del pintor Murillo cave su nombre en el muro azul y decapite, era la estación de los cubiertos de logia, la pantomima de los modos calzados y majestad una tela de escarcha. Las manos pisaban la filigrana de los astros, los llevamos en andadas todos los renacimientos y encandilados a precio de oro central, a precio de oro legítimo de indias. Eleva tu corazón a los santos

*


DAMASCO

Cincela el óxido soldado la fruta el sol con su costura, los bordes serpentinos, la blonda bajo la letra redonda y manuscrita, el punto marcado y circular. Así en las lenguas secas así las hojas llegaron, un olor agrio a la sombra del patio con sus puntas: vamos a esperar las invasiones sentados a la vera de las tablas y el polvo, vamos a ver salir el hueso de su juntura la pulpa de sus hebras si es azul; a ver lo que perdure despierto su gaste demoroso, como si cae a las manos un santo lacrimal camina la luz de pulpa oscura / se va a perder de noche. Está como los locos, come la piedra engrasada sus planos combustibles y ulcerados por la gravedad.

*



HORADA

el pensamiento me cuesta

Robinson Crusoe

La palabra visión como un tubo inserto en tierra, un trozo de sangre contusa es mi órgano pensamiento mi amor

la palabra alegoría

un racimo de cruces entra en mi codo

mi órgano pensamiento, un cavo de piedras

la vía libre más larga que pesa la palabra vía cuesta abajo la palabra libre

se van desmoldando a tirones

Un tubo es un soplo que irriga / no, un tubo es un soplo que arrastra de sí una marca y la va abriendo mientras la saca

la palabra alambre desván

mi órgano contuso / su masa quedo vertida



*

JUAN

La hierba crece en el lugar de la tierra batida; hubo que abrir con fierros el centeno, la dolonía los que avanzaban a tientas y muertos avanzamos / La hierba brilla dando la espalda

Está del otro lado el sol, las quistes de mi pie convulso y sonriente estas laderas; y es siempre la caída de la prenda más de un extremo, con la palabra bronce en su costado / celebracional

Escucho una sierra batir contra unos fierros / un avión cruza el aire que delira



*

La puerta no calza el marco, arriba hace una franja amanecer y antes el círculo donde estuvo el cerrojo.

Duermen las palomas en el vaho, gimen la cornisa, reverberan toda la noche adentro

primero, ven el cilindro en las quebradas

las casas del cerro

ruedan el tizne de las cerámicas sus paredes sueltas

en el vaho se quiebran

Ahora que va clareando

la puerta rajó sus partes, abrió unas luces



*

Alguna cosa sobre la que tuve recuerdo y encegueció, algún pedazo de recuerdo que fue hostil, juntó sus ramas y comenzó un fuego por sí solo un aire cerrado al centro, algún marco de la ventana cerró de golpe quedó en los vidrios atrapado / hacia atrás no estaba mi cabeza si comienzo a hablar por los pies, hacia atrás el sesgo de los ojos que es una vena / la sección del cielo raso que es una vena. Alguna cosa sobre la que escuché hablar cuando volcaron las tazas mis manos dentro de las tazas, dije sobre el color oscuro volcado la forma de un continente en la mesa

*


Vi a unos locos en el cerro

con sus navajas se cortaron los brazos a lo largo

me dicen:

¿quién te cavó la voca?

.

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1 Comments:

Blogger Marcela Saldaño said...

Mi casa es una calle y el calor de los buenos amigos son comentarios agradables, abiertos, llenos de sentido y calles aùn màs grandes. Calles y pasajes, colegios pobres donde nacen las imaginaciones fantasmas, las literaturas ausentes y presentes. Un Abrazo¡¡¡

9:26 p. m.  

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