noviembre 24, 2006

La Visión Comunicable de Rosamel del Valle, Un Diálogo de Persona y Fantasma.

La Visión Comunicable de Rosamel del Valle, Un Diálogo de Persona y Fantasma.

 

Simón Villalobos Parada

 

 

"Me entusiasma, además, su paciencia de fantasma ante el misterio de las cosas. Me gusta oír todo lo que él dice, porque de todas maneras eso expresa su deseo, su propósito, su inmediata impresión visual o emocional, casi siempre fuera del conocimiento."

 

Rosamel del Valle, País Blanco y Negro (1929).

 

"Creo que estoy demasiado seducido por la fatalidad" es una de las frases con las que se abre El Sol Ciego (1966) el libro escrito sobre la muerte de Rosamel de Valle (1901 - 1965) por su amigo Humberto Díaz-Casanueva, frase extraida de la última carta de Rosamel recibida ya en la noticia de su muerte: "Tu carta tu postrera / Carta / me llega latiendo de tu / muerte". Nueve años antes de todo esto Rosamel juntaba ya el material de su disolución: "Ahora pienso en la tranquilidad / De mi muerte ya que yo también formé mi muerte / Una nube inflada de pronto y el grito de una lámpara / en ti, en mi y en una sala especial para viajeros", dice en La Visón Comunicable (1956) y agrega: "Con esa idea estarás a mi lado a la hora / de la gloriosa disolución". Me parece esta una de las premisas fundamentales de La Visión Comunicable o una parte fundamental de la escena que alegoriza. Ensayaré en esta ponencia una lectura interpretativa del poemario recién citado, instancia que me parece necesaria como tentativa de acercamiento o por lo menos como problematización de una obra compleja y ciertamente abandonada luego su ubicación en la historia de la poesía nacional, con la distancia y el homenaje de lo que no se entiende. 

 

Existe una postura apostrófica en la enunciación de los poemas, una apelación constante y preguntas que quedan abiertas, pero más gravemente –diríamos- existen sorpresivas respuestas desde otra voz que se enmarca en el discurso del poeta; disgresiones que reorientan el poema hacia el foco al que esta comunicación apunta, este es, la abertura de un enigma como experiencia del sujeto. Según mi lectura La Visión Comunicable se construye sobre los fragmentos del diálogo entre el poeta y sus visiones, cultivadas [1], invocadas para el momento de la develación de un enigma en la persona frente o junto a sus fantasmas.

 

Fantasma [2] Etimológicamente viene del griego Phantázhein: volver visible, que tiene su raíz en phaneín: mostrar, que a su vez provendría del indoeuropeo bhanyo –raíz bhá: brillar-, cuyo sentido implícito es "volver visible un objeto poniéndolo en la luz donde brilla" [3]; es decir, fantasma es aquel cuerpo que aparece, se hace visible, aproximándose a la luz.

 

En un cuento de este mismo autor [4] se narra el encuentro de persona y fantasma en torno al brillo de una lámpara, cito a continuación:

 

"Entró lentamente y se afirmó de la mesa, con la mirada fija más en la lámpara que en el rostro que no cesaba de contemplarlo. También ella bajó las manos para apoyarlas en la mesa, de modo que la luz formó una especie de muro transparente entre los dos." [5]

 

De esta manera, se describe el encuentro que será materia fundamental de La Visión Comunicable, con su umbral en la luz y la ambivalencia de ambas apariciones, para luego preguntar:

 

"¿Y qué diferencia hay entre persona y fantasma?

Cuando lo quieren son tan terribles unos como otros"

 

            El sujeto, la persona que instaura este diálogo con el fantasma -enmarcado como otra voz que aparece o brilla- etimológicamente se presenta como máscara (del etrusco Phersu: máscara, cuya posible raíz esté en el vocablo griego Prósôpon: cara, máscara, personaje dramático [6]). Por lo tanto, este aparecer del fantasma en la luz, coincide con la salida de la persona de su propio rostro, como en el poema Los Regresos:

 

"Puedo decirlo ahora, trizada está la máscara

Colores y ácidos brillan en retroceso

Perseguidos con dulzura por el sol que me protege."

 

o en La Cabeza Solitaria:

 

"¿Has visto a alguien en preparativos para deshacerse?"

 

Esta es la hora de la Visión ("sentada junto a mí y con el fin del mundo sobre las rodillas"), como forma de una apertura, ya lo he dicho, en el discurso de la espera por un develamiento. El poema Las Heridas Pasan por el fuego servirá para establecer esta diferencia del tiempo que lentamente pierde su vigilia en la escritura, como proceso expectante de un gran fin adelantado hasta más allá de sus propios alcances, coordinando el encuentro que anuncia una disolución con la entrada en el tiempo del sueño:

 

"Ha venido la hora de las dificultades, ha venido

 La dificultad. El eco del dios dice entre sueños

"El Paraíso está cerrado". Y uno es

Al fin el fin. Naturalmente nadie tiene

La obligación de saberlo. Y esa hora caía

Sin alas del reloj." 

 

En el umbral del sueño la escritura reflexiona acerca de las posibilidades de su lenguaje en la Dificultad de un decir que pierde el hilo de sus actos despiertos fuera del reloj, como símbolo de una normalidad. Entonces comienza el discurso del fantasma como doble del hablante o como el condenado que lo guía en el tiempo nuevo: 

 

"Oh el día tan duro en que hablaba el condenado a muerte.

"Es una hoguera ardiente y aún da frutos. Se está debajo

Y el viento es un ojo desnudo. En todo lo que ya no seré

Me reconozco. Un cuello hecho para el collar que no tuve

No es eso. La hora. Eso es, la hora desnuda y sus ojos.

El collar de lágrimas para su cuello. La hora

Es el aire ardiente. Lo que nunca vi se ha reunido

Y esta conmigo a semejanza del santo con lo demonios.

Lo sé, todo me será quitado. Menos lo que hice. Menos

El hueco que espera. Curioso. Nunca sembré dragones y dragones

Extrae ahora mi red en la noche..."

 

Y responde la persona apelando, concertándose con el condenado:

 

"¿Cómo no pedir

Más y más visiones para mi cuello? Al otro lado

Hay todavía una joven que duerme en un vaso."  

 

Porque quien habla ya no es sino el doble reunido en la noche: "La visión temerosa de desprenderse", aún temerosa, aún agarrada de un hilo sutil al otro lado del sueño, una visión que es aún una parte de otra cosa, que en algún sentido aún refiere a la persona.

Quiero destacar de este poema la dimensión metapoética, la consideración de la obra que se escribe como un elemento más del proceso en las imágenes, la referencia a la obra dentro de su escritura, como el hueco dispuesto no para ser llenado sino para testimoniar algo que falta de uno u otro lado ya ambivalentes, testimoniar el traspaso del cuerpo que se hace escritura, de la persona que se hace fantasma. Es decir, la imagen concibe la obra como el  hueco que dejaría el cuerpo del lado de lo real y el hueco que está dispuesto a llenarse del lado del sueño, pero como un proceso inconcluso y tenso. Así mismo el fantasma como doble refleja la obra en el sentido del hueco expuesta por el sujeto, insistiendo en la alegoría  metapoética del poema como fábula de una muerte, dice:

 

""No lo olvides

 Comprar esas flores para Olivia. Una de estas tardes

Se pondrá a inventarle una fábula a la muerte""

 

En Cántico de la Visitación está idea reaparece, quizás más claramente, mediante la apelación a una segunda persona del lado de lo real como parte de ese testimonio:

 

"Quizás busques el signo del hueco misterioso

Dejado por la desintegración"

 

o más adelante:

 

"Vendrá un dios a interrumpirte. "¿Por qué

Interrogar al hueco si el viajero está en el paraíso?

Se asciende por la misma cuerda del descenso. No sólo

Carne envuelve a esa visón que llaman cuerpo""

 

De esta manera, el diálogo que hemos seguido, da testimonio de la reunión o encuentro en un enigma, a la vez que adelante la desintegración, la fantasmagorización de la persona. Es este quizá el elemento más álgido, más dramático de La Visión Comunicable, leída según la propuesta inicial, desde esta seducción por la fatalidad como signo del poeta Rosamel del Valle.

 

Es esta disolución el último gesto visible de la reunión de varios sentidos, por una parte, la destrucción y la muerte, por otra, aún más perturbadora, el descenso [7], la metamorfosis o la resurrección: Desde el umbral se ve la noche, se ve la muerte como paso seguro, pero el mago inventa una seña para traspasar [8] con su carne ese espacio o estado hacia un espacio o estado simplemente inconcebible o del cual ya nada se puede saber. El poema Signos aporta estos sentidos:

 

"Preparado fui por la noche para el descenso y ella misma

Dejó de pie las escalas para el regreso. Es lo que sucede

Cuando se es fiel a los signos."

 

En este poema la escena consistiría en la congregación de visiones para el fin que es el descenso, no sólo como muerte sino también, tal como veíamos, como una teleología del enigma:

 

"Y los ecos cultivados vienen en legiones a mi encuentro

Ya puede sonreír a solas el dios que enreda mis sueños:

El sonido del arpa con destellos lo dice en mi colina"

 

Para luego recibir la sentencia:

 

""Prepárate para la resurrección", dice el arpa. El anuncio

Me sorprende en anticipadas conversaciones con el gusano."

 

Participa de la disolución el sentido de la catástrofe como ruptura violenta de un tiempo y orden deseada por el sujeto, es decir, es una de sus manifestaciones. En La Cabeza Solitaria el sujeto critica e ironiza la concepción práctica y estrecha de la realidad:

 

"Como no hay tampoco otra ciencia

Semejante a la de lavar monedas cada noche. Un ejercicio

Para quienes desdeñan a los sonámbulos."

 

El sonámbulo que Rosamel mismo fue en el entendido de su búsqueda constante en la noche, luego propone su deseo y esperanza:

 

"Recordemos ese mundo donde tú y yo somos lo que no es."

 

El deseo de la ruptura de esta normalidad colectiva, de un orden civil que es negación del sueño y la magia[9] , se coordina en la imagen de la disolución con la ansiedad por el develamiento del enigma, estos elementos confluyen en la metáfora de la Sala de Espera como situación del enunciante:

 

 "Oh y hay que recurrir al mago de ojos enjaulados

Para desnudarse, mientras las cabezas parlantes

Se pasean por avenidas con un sol apenas visible.

"Positivamente en horas de ansiedad sin fin""

 

Pues:

 

"Lo terrible es abrir todavía los libros de magia

Y arder sin morir como el alquimista."

 

Sin embargo, y este es el momento propio del poema Sala de Espera:

 

"El tiempo

Es una boda de mariposas cuando se espera

Otra vida corre las cortinas para pasar en puntillas

Como las visiones se sientan a la mesa con los viajeros"

 

Es decir, el tiempo de la esperanza en una realidad amplia donde los hechos del sueño graviten y consecuencien la vida, donde la poesía portadora de las visiones se realice como fundamento de una experiencia. En este sentido, el sacrificio del sujeto resulta también de la operación de volcar sobre sí mismo y su entorno la violencia propia del lenguaje como coacción y censura de esta experiencia:

 

"Y si llamas muerte al despertar y resurrección al sueño

Puedes repetirlo sin que nadie te discuta"

 

De esta manera, en La Visión Comunicable de Rosamel del Valle, la Visión como metáfora, aparición mutable –y, cabe destacar, metalepsis- problematiza la posibilidad de su predicación y comunicatividad [10], pues sólo es Comunicable en tanto anuncio del develamiento de un enigma indecible, que sin embrago persiste como experiencia de la persona, más allá de la mostración de su desdoblamiento en el diálogo como eje de un misterio apareciendo. Así el poema se sitúa al borde de la estructura bipolar del lenguaje, como un acontecer fuera del conocimiento (recordemos el epígrafe a este artículo) que soporta dicha estructura y a punto de salir soltando sus resistencias -como el sujeto sobre el umbral de la disolución- apelando al traspaso violento de una resurrección imposible.

 

 

Conclusión

 

 

Mi objetivo al presentar esta lectura -parcial, suscinta – ha sido presentar de una manera relativamente manejable, una sección de la obra de Rosamel del Valle, pese al salvajismo que a ella le es inerente; para de esta manera atraer un poco de comprensión sobre algo que prejuciosamente se ha oscurecido sin ser atendido en verdad.

He tratado de evitar la retórica del iniciado promoviendo una nueva ciencia impracticable. En este sentido, mi interpretación se reduce a indicar algunos elementos del poema y de la seguida iteración de sus relaciones fabricar su fábula, a la manera del fantasma que concurre al discurso, induciendo una escena y su sentido como el supersticioso síntoma de mi lectura o insistencia.

 

Rosamel del Valle es un antecedente fundamental para comprender la tan bullada poesía chilena actual –acerca de ella se hace casi exclusivamente bulla-; también es una fuente importante para la llamada generación de los 90` (para el trabajo de Javier Bello, por  ejemplo); sin embargo el estudio cabal de esta obra es escaso (se pueden contar: Los ensayos de Hernán Castellano-Girón, María Eugenia Urrutia, algunos prólogos y homenajes digregados, anotaciones biográficas), todos concuerdan ya hace bastante tiempo –Cedomil Goic lo apuntó el 77[11] - que este estudio debe hacerse, idea que se sumaría a la lista de buenas intenciones o al programa posible de una crítica nacional como quehacer competente en poesía, para el día que ella exista. Solo recientemente en el año 2000, se ha logrado un catálogo de su obra –incluyendo manuscritos perdidos- y la difusión de una Obra Poética [12] completa.

 

Existen tantos indigentes poetas a la fila de la atención crítica y editorial, algunos muertos ya hace tiempo y siguen muriendo en la sala de espera, que no sé si sería justo reclamar justicia sobre este caso en particular, aunque sea escandalosamente meritorio.

  

Notas



[1] "Y los ecos cultivados vienen en legiones a mi encuentro". (P. 27, Rosamel del Valle, Obra Poética volumen I y II), J.C. Sáez Editor, Santiago de Chile, 2000.) "¿Quiere la tierra confundirme, desvestirme de golpe en la noche / a causa de mis visiones prácticamente cultivadas?" (P.28, Ibid.) 

[2] Es todo aquel que aparece como voz invocada, en cuanto brilla: dioses, Therese, médicos. La forma del fantasma no es predecible.

[3] P. 296, Guido Gómez de Silva, Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, Fondo de Cultura Económica, México 1988.

[4] Ana Lénquin o la llave de la noche que figura en Las Llaves Invisibles de 1946. (Rosamel del Valle, Las Llaves Invisibles, Editorial Zig-Zag, Santiago, 1946.)

[5] P. 11 y 12, Ibid.

[6] 5 P. 583, Guido Gómez de Silva, Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, Fondo de Cultura Económica, México 1988

[7] Descenso relacionado al mito órfico, como constante referencia y fragmento de la obra  (Rosamel del Valle, Orfeo, Ediciones Interperie, Santiago de chile, 1944)

[8] "pasar / Por el túnel terrestre, pasar por el ruido del cielo, / Pasar por el recuerdo dormido entre tigres y columnas, / Pasar por el dorso de la mano hacia la muerte. / Pasar dos veces por donde mismo, he ahí la orden del ángel."

[9] Un profesor de esta universidad me contó una vez que de visita en la casa de Humberto Díaz-Casanueva, vio llegar a Rosamel vestido de mago.

[10] Afasia que bloquea el polo contigüidad como trastorno del lenguaje: "La estructura bipolar del lenguaje (o de otros sistemas semióticos) y de la fijación del afásico en uno de estos polos con exclusión del otro requieren un estudio comparativo sistemático. (...) La dicotomía que estamos estudiando resulta en extremo significativa y pertinente para toda la conducta verbal y para la conducta humana considerada globalmente." (P. 98, Roman Jakobson y Morris Halle, Fundamentos del Lenguaje, Editorial Ciencia Nueva S.L., Madrid, 1967.)

[11] "Rosamel del Valle publica abundantemente y muere de modo silencioso dejando una producción estimable. La originalidad de esta poesía de Del Valle merece mayor atención que aquélla que goza actulmente." (P. 21, Cedomil Goic, El Surrealismo y la Literatura Iberoamericana, Revista Chilena de Literatura, Nº8, 1977.)

[12] Rosamel del Valle, Obra Poética volumen I y II (compilación, prólogo, bibliografía y notas de Leonardo Sanhueza), J.C. Sáez Editor, Santiago de Chile, 2000.



Bilbliografía

 

Del Autor

Rosamel del Valle, Obra Poética volumen I y II (compilación, prólogo, bibliografía y notas de Leonardo Sanhueza), J.C. Sáez Editor, Santiago de Chile, 2000.

Rosamel del Valle, Las Llaves Invisibles de 1946. (Rosamel del Valle, Las Llaves Invisibles, Editorial Zig-Zag, Santiago, 1946.

Acerca de Rosamel del Valle

Cedomil Goic, El Surrealismo y la Literatura Iberoamericana, Revista Chilena de Literatura, Nº8, 1977.

Hernán Castellano-Girón, Fuentes de la Poética de Rosamel del Valle: la línea simbolista surrealista. Revista Atenea, Concepción, Nº473, 1º Semestre de 1996. 

Hernán Castellano-Girón, El universo significante en la poesía de Rosamel del Valle, Revista Cyber Humanitatis, Nº 32 (Primavera 2004).www.cyberhumanitatis.uchile.cl (Agosto, 2006)

Leonardo Sanhueza, Rosamel del Valle, un poeta del porvenir, Revista Mapocho, Santiago de Chile, Nº50, 2º Semestre 2001. 

Ludwing Zeller, Rosamel del Valle: el desconocido, Atenea, Concepción, Nº463-464, 1991.

María Eugenia Urrutia, El Corazón Sumergido, poema develador de la poética de Rosamel del Valle, Revista Mapocho, Santiago de Chile, Nº41, 1º Semestre 1997.

María Eugenia Urrutia, Rosamel del Valle, poeta órfico , RIL Editores, Santiago de Chile, 1996.
 

General

Roman Jackobson y Morris Halle, Fundamentos del Lenguaje, Editorial Ciencia Nueva S.L., Madrid, 1967.

Guido Gómez de Silva, Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, Fondo de Cultura Económica, México 1988


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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Era triste cuando era una escolar y me gustaba la poesía de Rosamel del Valle y yo le decía a mis compañeritas. Rosamel del Valle es un gran escritor¡ Y ellas se reian porque no podian creen que alguien pudiese llamar así. Y Decían cosas obscenas como Rosame el ... etc... para mi era un martirio. Me emociona rotundamente un lector atento de Rosamel ya tu sabes... es en estos momentos en que digo no estoy tan solita en este mundo.

Saludos

4:47 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy buen artículo. Gracias

3:00 a. m.  

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